Y un día, después de haber tenido una noche de reencuentro y placer, con quién podríamos decir su ex novio; saliendo del edificio y ya siendo una persona más caminando por las calles de Nueva York; un sujeto la toma desprevenida, su bolso cae y junto con él, caen también todos los accesorios que llevaba dentro, incluyendo un par de preservativos. Ella se agacha para guardar las cosas rápidamente en su bolso, cuando de repente ve una mano que la ayuda. Levanta su cabeza y allí lo ve.

Fue en ese momento cuando nuestra adorada Carrie, la protagonista de Sex and the City, conoce a Mr. Big. Quién pudiese imaginar que ese encuentro casual, con el cual más de una se debe haber sentido identificada, haría que Carrie conociese al amor de su vida. Y si bien, Carrie no concreta su primera cita con Mr. Big hasta los tres o cuatro capítulos, ya desde un principio nos damos cuenta que esa química entre ambos era especial.

Sin embargo, no debemos olvidar, que este amor no se caracteriza precisamente por ser aquel en el que todo fluye, todo es fácil, en el que ella y él finalmente se casan y viven felices por siempre. Porque si bien Mr Big es para Carrie el verdadero amor de su vida, la relación que mantienen ambos a lo largo de toda la serie (y en las películas también) tiene un sinfín de altibajos, idas y vueltas, risas y llanto, amor y odio. Y siempre nos preguntaremos porqué Carrie eligió a Mr Big, qué le vio, cómo aguanto todas sus idas y venidas; y hasta como si fuese poco, el famoso plantón en el altar.

Sin embargo, luego de formularnos tal pregunta, nos percatamos que al menos una vez en la vida hemos tenido un Mr. Big, si es que, sin ir más lejos, por ahí tengamos uno hoy en día. Aquél que hizo que nuestra paciencia acabara por el piso pero que al fin y al cabo le seguimos dando oportunidades; aquél que nos hizo llorar, arrepentirnos; pero que a la vez nos hizo pasar algunos de los mejores momentos de nuestras vidas. Aquél con el que decimos “basta, hasta acá llegué”, y a los dos o tres días estamos hablando de nuevo y arreglando el próximo encuentro como si nunca nada hubiese pasado.

¿Es que no nos creemos lo suficientemente capaces como para dejar a una persona de este tipo? ¿Será que no nos valoramos lo suficiente?. ¿Será falta de amor propio? ¿O es que fisiológicamente tenemos como mujeres que somos, una predisposición a fijarnos en hombres con esta personalidad y luchar por estar con ellos cueste lo que cueste?

Según un estudio, esta clase de hombres  poseen un carácter fuerte, egoísta, aventurero; los típicos “insoportables” que se muestran seguros de sí mismos, y que huyen de todo compromiso. Pero ¿Qué pasa con las mujeres?¿Por qué muchas de nosotras nos sentimos atraídas por ellos?

De acuerdo a la investigación realizada por G. Carter, A. Campbell y S. Muncer (2013) se podría decir que la naturaleza instintiva e inconsciente de la mujer, se inclina por buscar a hombres que le ofrezcan seguridad y protección; hombres que poseen, lo que los expertos llaman la ‘tríada oscura’, una mezcla de psicopatía, narcisismo y maquiavelismo que hacen que tengan una actitud despótica y una auto percepción de superioridad respecto a los demás. OMG!..

¿O sea que todo este tiempo estuviste detrás de alguien psicópata, narcisista??!…¿O sea que deberías estar pidiendo ya un turno con el psicólogo? ...Keep calm and dont freak out... Porque más allá que también sea por un tema de autoestima y de qué tanto nos amemos a nosotras mismas como para dejarnos manejar por esta clase hombres; según los expertos, existen también dos posibles razones fisiológicas por las cuales esto se generaría.  

La primera hipótesis sería, que las mujeres consideran a estas “cualidades masculinas” como buenos indicadores de reproducción, ya que en estos casos, el nivel de tetosterona en esta clase de hombres es mayor; la segunda, se basaría en que las mujeres con perfiles cercanos a la “tríada oscura” preferirían hombres con su misma personalidad para sus relaciones conyugales a largo plazo (algo así como un efecto espejo).

Dicho esto, ya ahora podés respirar tranquila y no sentirte tan perseguida por este tema, pensando que te amas muy poco, que sos la única a quien le pasa, que deberías ir al psicólogo, etc. Si es verdad, que quizás deberíamos elegir mejor con quien compartir nuestras vidas, nuestros momentos, nuestra intimidad…pero…¿y si verdaderamente es el amor de tu vida? ¿Y si esa persona, después de tantas idas y venidas, y dolores de cabeza, decide un día sentar cabeza y adentrarse en una relación seria? Porque, si bien es verdad que al abstenerse de esta clase de personas seguramente nos ahorraríamos varias lágrimas, varios estados de mal humor y tristeza; no hay que olvidar que, con estos hombres también es posible vivir momentos únicos, de risas, amor; sensaciones que son difíciles de volver a vivir con otros.

Entonces, ¿Por qué prohibirse hacerlo? ¿Por qué arrepentirse? Y en tal caso, si él no fue o no es el hombre indicado, habrá otros; pero creo que nunca hay que dejar de probar, de intentar; porque al fin y al cabo la vida es para eso; para aprender,  “ensayo y error”. Y sino.. mirala a Carrie, que a pesar de todo, y después de seis largas temporadas, pudo establecer una relación estable y feliz con su Mr. Big.

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1 comentario

Nidia · 4 septiembre, 2018 a las 9:38 pm

Muy bueno el artículo. Pero yo le hubiese pegado con un ramo con

espinas

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