Hace aproximadamente cuatro años, decidí mudarme a la ciudad. Razones había varías:porque no me sentía cómoda en el lugar donde estaba; porque mi modo de pensar era muy diferente al del resto; porque quería explorar otras realidades…y en cierto modo, escapar de la realidad que en ese momento me atormentaba…un amor no correspondido, un amor que no era amor quizás..entre otras cosas.

Whatever, cuando ese momento llegó, decidí marcharme y empezar una nueva vida en la gran ciudad, la cual claramente, ya me era muy familiar.

De muy chica recorría sus calles agarrada de la mano de mamá; teatros, cines, locales de ropa, restaurantes, museos; a los 19 y por mis estudios universitarios, todos mis nuevos amigos se encontraban allí, las salidas, los boliches, las meriendas, los paseos…

Sabía que una nueva etapa comenzaba para mí.

Sin embargo, con el correr de los años, ya siendo una habitante más de la gran metrópolis,  me fui dando cuenta de varias cosas, que quiérase o no, en las grandes ciudades es algo común que ocurra, por ejemplo…

Las relaciones interpersonales

Se originan con mayor facilidad porque podés conocer a cualquier persona de la manera más inédita y en el lugar menos esperado.

Siempre vas a tener a alguien nuevo por conocer… diferente a un pueblo o una ciudad pequeña, en donde generalmente la gente se conoce o ha escuchado hablar de la otra persona.

Sin embargo, en una ciudad cosmopolita, a la hora de mantener esa relación interpersonal, se hace más difícil que la misma perdure con los años y se mantenga a pesar de la distancia, los conflictos, los cambios en el estilo de vida,etc.

Creo que en este tipo de lugares, la mayoría son relaciones interpersonales líquidas, es decir, se desvanecen con el paso del tiempo.

>b>La paz mental

Cuántas veces habrás escuchado hablar sobre la contaminación sonora…bueno..de más está decir que si no sabés de que se trata, te recomiendo que vayas a una ciudad lo suficientemente grande y caótica para que te enteres de qué estoy hablando.

Antes de mudarme, estaba acostumbrada a experimentar cada sonido que me rodeaba; pájaros cantando o piando, ramas de los árboles moviéndose y chocando entre sí, hojas secas volando, alguien a ciertos metros de distancia cortando el pasto…

Muy diferente al escenario que tengo hoy en día; bocinas, autos, motos, gente quejándose, discutiendo, sirenas…OMG…Let’s hold on for a sec!

La amabilidad

Si alguna vez visitaste alguna ciudad pequeña o un pueblo muy chico, habrás notado que la gente es más cálida, más amable…y algunas veces hasta más educada.

Realmente no tengo explicación alguna para esto, pero lo que sí puedo decir es que en una gran ciudad, es muy raro que la gente salude cuando entra o sale de un lugar, que pida permiso, que ayude a alguien que lo necesita en la calle, etc.

El ritmo de vida

Obviamente que las actividades y el día a día de las personas en una gran ciudad se dan a un ritmo mucho más rápido; diferente a un pueblo o un lugar con menos habitantes.

Sin embargo, una cosa es saberlo…y otra es vivirlo.

Cuando me mudé, me sentía muy cómoda, yendo y viniendo, corriendo con los horarios… hasta que llegó un momento, que la incomodidad me empezó a invadir.

Y es que me di cuenta que si bien yo sabía que era lo que me esperaba en esta gran ciudad pude percatarme después que mi forma de ser no se adecuaba a este ritmo de vida.

Porque si hay algo que a mí me caracteriza es ser lenta, tomarme mi tiempo, analizar las cosas, no apurarme y en lo posible no depender de un reloj.

Ahora bien, éstas son quizás algunas de las diferencias más notables entre un lugar y el otro.

Sin embargo, no quiero que después de leer esto, pienses que la vida en una gran ciudad es una pesadilla que no vale la pena ser vivida… porque en verdad sí lo vale.

En una gran ciudad tendrás la posibilidad de conocer a todo tipo de personas de diferentes nacionalidades, culturas, creencias; que no sólo te permitirán ampliar tu modo de pensar y rever que ya dabas por hecho; sino que también, si logran adaptarse a tu modo de ser, te aseguro que pasarán a ser parte de tu círculo de amistad más cercano.

Tampoco tendrás que hacerte problema por el qué dirán, porque a diferencia de un lugar pequeño, tu presencia en una gran ciudad pasará casi desapercibida; serás un@ más entre el ir y venir de tanta gente.

Por otro lado, si sos un@ amante de las últimas tendencias en moda, desde ya que en una gran ciudad podrás sacarle todo su provecho yendo a las tiendas de ropa más conocidas, shoppings, desfiles, etc.

Yyyy….si de relaciones de amor se trata, la verdad que no te puedo asegurar que en una gran ciudad encontrarás al amor de tu vida, pero sí puedo decirte que tendrás miles de amores -de distintas nacionalidades a veces- con los cuales podrás divertirte, reír, salir, pelear, llorar, aprender y experimentar con cada uno algo diferente.

Así que, si sos como yo, que nació y se crió en una ciudad bastante pequeña, y estás pensando en mudarte a un lugar de grandes edificios, más habitantes, menos etiquetas; te recomiendo que te des la oportunidad y lo hagas.

Porque generalmente la vida nos va llevando por diferentes caminos, presentándonos diferentes oportunidades, hasta que finalmente logramos descubrir nuestro verdadero lugar en el mundo.

Yo todavía no lo he hecho, por lo que seguiré incursionando hasta encontrar aquel sitio en donde logre sentirme cómoda, feliz y pueda decir «Ésta es mi casa».

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